martes, 25 de diciembre de 2018
CAPITULO 23
Pedro y Paula se casaron el día de Navidad en el granero de la propiedad de Ramon. La ceremonia fue tan breve como hermosa.
Después, Pedro la ayudó a colocar la estrella en lo alto del árbol de Navidad. Una exquisita estrella de cristal que parecía captar la luz y lanzarla por toda la habitación.
—Es una nueva estrella para que nos guíe en nuestra vida, Paula.
—Lo que quiero saber —dijo Ramon— es cuándo vais a empezar a tener niños.
—Estamos en ello, tío Ramon.
Pedro le guiñó un ojo antes de llevar a su esposa a su particular luna de miel, en el extremo más alejado de la casa.
Ramon se sentó en su mecedora y empezó a mecerse. Del exterior procedía un extraño sonido. Entonces se levantó y miró por la ventana. Había empezado a nevar, y un pequeño grupo de conejos se había reunido en el jardín delantero. Ramon abrió la ventana para escuchar. Estaban sentados sobre sus cuartos traseros, cantando.
Ramon Blake sonrió.
—Basta. Sé de sobra cuándo estáis cantando villancicos.
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